domingo, 30 de mayo de 2010

A mi madre


Es una tradición.

Celebrar el día de las madres en nuestro país es un día festivo sin excepciones. Muchos tenemos nuestras historias de nuestras madres con el paso del tiempo, y damos con la tendencia de manifestar a flor de piel nuestras experiencias.

Mi caso no es una sorpresa. Vivo con mi madre desde que vi mi primer amanecer hace 27 años. Recuerdo con nostalgia y a la vez con júbilo mis primeros años, cómo ella me instruyó en los ciclos de vida, insistió para no descuidar mis hábitos y costumbres y emplear mi educación y mis valores hacia el mundo que me rodea; siendo ya un adulto empiezo a mostrar lo que he aprendido a su lado, como parte de mi cotidianidad diaria.

A ella le agradezco, no solamente el hecho de darme la vida, he pasado por senderos oscuros, situaciones difíciles y momentos amargos, lo que agradezco con toda mi alma para mi madre es que NUNCA me ha abandonado en esas situaciones. Siempre estuvo, está y estará allí; la primera persona que me da el consejo, lo que tengo que hacer, cuando me seca una lágrima, es mi madre. La que me atiende sin problema, la que discute pero luego busca el consenso, la que me una oportunidad de sonreír desde que comienza un nuevo día, es mi madre.

Esto es un vivo retrato de un hijo feliz y orgulloso de su madre. Muchos que leerán estos párrafos compartirán historias como yo, y les agradecerán a lo que solo hay una: su mamá.

Mami, gracias millón! :)





Postdata:

Ed. - Día de las madres

No hay otro día que tenga la justificación afectiva y de agradecimiento que el Día de las Madres, que a diferencia del resto del mundo, en nuestro país se celebra el último domingo de mayo, por razones que no vale la pena analizar. Nuestra madre no sólo nos amó desde el primer momento que supo que iniciamos nuestra vida en su vientre, sino que nos ha cuidado toda la vida. Somos su único motivo de preocupación y hay que saber de las angustias ante el hijo enfermo y tener que pedir permiso en un trabajo que quizás pende de un hilo, o sus lágrimas porque el salario breve impide dar al hijo lo que éste demanda a lágrimas batientes. Con qué esmero nos ayuda a andar bien vestidos, cumpliendo con las exigencias de la vida social, aunque ella misma no tenga otra vida que su entrega a los frutos de su amor. En este Día de las Madres abracemos fuertemente a la madre viva y recordemos con amor vivo a la madre muerta. A la que tuvo que emigrar, rindamos homenaje a su doble sacrificio. Feliz día a todas las madres dominicanas.


De Diario Libre




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