En esta vida que se ve en Rep. Dominicana a veces pienso que uno nació en el país equivocado. Cada día observo la misma cotidianidad: Politiquerías, acciones antisociales, comidillas faranduleras, y otros menesteres similares.
Lo más concerniente del caso viene porque se da la permisividad colectiva a todos estos deslices y bajezas que día a día sofocan la cotidianidad en este país. Lo de los políticos, obviamente no tiene madre, ni padre ni nodriza. Hacen y deshacen y como quiera el pueblo con todo y todo les aplaude: Los babosos que los alaban en la campaña y los tontos útiles, cuyo propósito es saciar los intestinos más que mover el engranaje de la cabeza y simplemente por RD$500 (El Senador Alejandro Williams repartió US$ en estos días), un pica pollo y funditas de latas y harina es más que suficiente para el voto.
Salí temprano esta mañana ante un sofocante sol y un calor insoportable, resistiendo los tapones e inhalando monóxido de carbono en el camino, salvaguardando mi reserva en la nariz. Llego al Banco Popular en la sucursal de Carrefour (vivo cerca de la zona) a hacerle un depósito a la cuenta corriente que sotenemos mi madre y yo para cubrir los gastos de la casa. En la fila de cheques y retiros noté que un señor, de tez morena, obeso y gorra estaba en fila y extrañamente se sale de ella a ocupar una de las cajas, cuando no le toca el turno. No hice caso a esa situación porque estaba en la otra fila (Depósitos), al nanosegundo escucho a otro caballero, de tez blanca y con lentes de montura gruesa reclamandole al anterior, porque se coló de forma indeterminada. Comprendí que este señor era el siguiente en el turno de la fila.
El segundo buscaba una explicación por el hecho, no noté la reacción del primero pero parecía que trabajó en conjunto con la cajera para acceder sin esperar en fila. Airado, el señor de los lentes exigió la intervención del oficial de caja. Como es costumbre los demás clientes observaban y murmuraban; tomé en cuenta algunas expresiones que concidían con la raíz del problema: A veces algunos cajeros en los bancos dan paso a algunos clientes, aparentemente por amistad o cierto vínculo, y eso ha existido en otros ramos similares. Al llegar a mi turno en la fila de depósitos, me di cuenta del asombro de la cajera que me atendió mientras realizaba mi transacción. Cuando iba a salir, venía bajando de la segunda planta del local el señor de los lentes, calmado pero echando pestes y maldiciones. Procedí a seguir en otras actividades.
En ahiequeprende publicaron sobre un artículo que trataba la seguridad en los bancos. Pero se puede ver ese tipo de abuso hacia los clientes que esperan y malgastan tiempo y dinero para invertir en un banco, siendo pisoteados por una autoridad indirecta.
A qué llega este caso con los abusos políticos, entre otros. Muy simple. NO hay derecho.
A veces me pregunto qué tan bien se siente un simpatizante de partido cuando pasan estas cosas si no le favorece.
Lo más concerniente del caso viene porque se da la permisividad colectiva a todos estos deslices y bajezas que día a día sofocan la cotidianidad en este país. Lo de los políticos, obviamente no tiene madre, ni padre ni nodriza. Hacen y deshacen y como quiera el pueblo con todo y todo les aplaude: Los babosos que los alaban en la campaña y los tontos útiles, cuyo propósito es saciar los intestinos más que mover el engranaje de la cabeza y simplemente por RD$500 (El Senador Alejandro Williams repartió US$ en estos días), un pica pollo y funditas de latas y harina es más que suficiente para el voto.
Salí temprano esta mañana ante un sofocante sol y un calor insoportable, resistiendo los tapones e inhalando monóxido de carbono en el camino, salvaguardando mi reserva en la nariz. Llego al Banco Popular en la sucursal de Carrefour (vivo cerca de la zona) a hacerle un depósito a la cuenta corriente que sotenemos mi madre y yo para cubrir los gastos de la casa. En la fila de cheques y retiros noté que un señor, de tez morena, obeso y gorra estaba en fila y extrañamente se sale de ella a ocupar una de las cajas, cuando no le toca el turno. No hice caso a esa situación porque estaba en la otra fila (Depósitos), al nanosegundo escucho a otro caballero, de tez blanca y con lentes de montura gruesa reclamandole al anterior, porque se coló de forma indeterminada. Comprendí que este señor era el siguiente en el turno de la fila.
El segundo buscaba una explicación por el hecho, no noté la reacción del primero pero parecía que trabajó en conjunto con la cajera para acceder sin esperar en fila. Airado, el señor de los lentes exigió la intervención del oficial de caja. Como es costumbre los demás clientes observaban y murmuraban; tomé en cuenta algunas expresiones que concidían con la raíz del problema: A veces algunos cajeros en los bancos dan paso a algunos clientes, aparentemente por amistad o cierto vínculo, y eso ha existido en otros ramos similares. Al llegar a mi turno en la fila de depósitos, me di cuenta del asombro de la cajera que me atendió mientras realizaba mi transacción. Cuando iba a salir, venía bajando de la segunda planta del local el señor de los lentes, calmado pero echando pestes y maldiciones. Procedí a seguir en otras actividades.
En ahiequeprende publicaron sobre un artículo que trataba la seguridad en los bancos. Pero se puede ver ese tipo de abuso hacia los clientes que esperan y malgastan tiempo y dinero para invertir en un banco, siendo pisoteados por una autoridad indirecta.
A qué llega este caso con los abusos políticos, entre otros. Muy simple. NO hay derecho.
A veces me pregunto qué tan bien se siente un simpatizante de partido cuando pasan estas cosas si no le favorece.
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